Dia 35 del Confinamiento.
Dia 35 del confinamiento.
Despues de dos meses he tenido tres dias seguidos de confinamiento. Al salir hoy, casi no recordaba como era la ciudad vacia. El movimiento lento y silencioso del personal no esencial me hizo sentir algo ya vivido. Sevilla era como la melancolica Ciudad de Trinidad a la muerte de Fidel. Sin música, sin ruido, una ciudad que calla, que mira al suelo al levantarse, que se separa por duelo. En mi cara Un viento frio de triste agonia y miedo a lo que puede pasar despues de hoy,despues de mañana; de lo que puede pasar despues de todo, despues de la nada.
Miras la avenida alante y ves una mañana temprana de domingo que bruscamente se torna tiniebla. Y quieres que el mundo que se para arranque o que si se para te bajes; pero sigues encerrado en este mundo estancado que filtra por graves fisuras nuestras vidas.
Y aparcas tu coche cada dia en el mismo lugar y sales a correr delante de un tsunami y cuando crees que has corrido mas que el agua, ves como se traga una vida y otra y otra... y ves que cada cubo que recoges sangra agua. Sangra vida . Se desangra.
Y pasa la mañana cada vez con mas angustia, oyendo de unos y otros esas cosas que contaban los padres de la guerra... me han denunciado los vecinos, sera la del cuarto. Esta amargada porque esta sola... Y te das cuenta que tu estas solo. Que nadie puede acompañarte en la angustia porque todos tienen la suya. Todos tenemos miedo, unos tememos a la vida de despues y otros a la muerte de ahora.
Ya no consuelan los aplausos, estas cansado y quieres olvidar. No consuela el trabajo, no se avanza, solo consuela ese abrazo que en casa no puedes dar pero que imaginas grande, intenso, interminable.
Y vas de vuelta pensando que haces mal, que te van a parar que tienes que explicar que haces en la calle... soy esencial. Y eso que es? Esenciales para que vivan otros, esenciales para morir primero...
Quiero volver a casa, a mi casa, quiero quedarme con mis fotos y mis cuadros, en casa con mi padre. Mirando la raida Marina Azul chillona del pasillo que tanto le gustaba. Quiero quedarme mirando ese bodegon oscuro en una salita de muebles provenzales y un televisior en blanco y negro.
Quiero a mis hermanos conmigo, quiero a mi gente conmigo, quiero que mis hijos no pasen miedo, que echen la tarde con sus amigos, con un balon y una carpeta de fotos. Yo tengo recuerdos... pero ellos hoy, no tienen vida.
Quiero volver a esos años en los que parecia que la gente en el mundo se respetaba que la vida avanzaba, que existia la libertad; en esos años en los que no se sabia si tenias un niño o una niña en los que las mascarillas eran de tela verde y los partos se dormian.
¡Quiero que el mundo entienda que no vale nada vivir para estar solos.! ... A dos metros o a dos kilometros se puede estar igual de solo.