Pararnos a mirar

22.04.2014 00:43

 

Hoy y tras la resaca de una magnifica Semana Santa Sevillana, he tenido la oportunidad de salir a pasear mi barrio. Un barrio   céntrico y clásico en el que eres capaz de vivir con las ventajas de la impersonalidad que da la ciudad, junto con  el confort y la seguridad de que todo el mundo te conoce y te respeta; uno de esos barrios en los que ya la gente no te pregunta: - Niña,  y tú ¿de quien eres? ... Porque todo el mundo lo sabe...
 
Esta mañana llovía, el cielo plomizo que tengo la suerte de observar desde mi patio, a través de la "montera" de cristal, daba pie a inventar cualquier cosa menos salir. Pero me habia hecho el propósito de que la mañana fuese útil y tenía que vencer la pereza del escalofrio primaveral ,  " echarme a la calle" como dicen por aquí.
 Metí acurrucada, la mano en el Bolsillo de mi Rebeca y saqué una pequeña lista con los mandados que tenía para hacer... pegando en la puerta, un resignado portazo de suspiros al salir . 
Paseé en pos de hacer cosas, cosas simples y cotidianas, por lo que  me dirigí pausadamente a la zapatería.
 En la pequeña lista de cosas del bolsillo de mi rebeca, tenía que arreglar un bolso muy especial, de una marca carisima que me habia regalado hace casi 10 años. Había decidido  que además de que la tienda me cobraría mucho por coser el broche, tardarían una eternidad en devolvermelo. Es un pequeño bolso de tela beig con las letras CH por todos lados y rematado en un cuero verde esperanza precioso. (Mi color favorito). Sus tres departamentos y su asa larga de hebilla lo hacen encantadoramente informal a pesar de su precio.
 Decidí dejarlo lo más  cerca de casa posible,  como si me costara desprenderme de él, ¡ Que ingenuidad!.
 Entré en un pequeño comercio recientemente abierto de mi antigua calle, casi con aspecto de comercio de una Plaza Mayor. Una puerta gris de cristales trasluce la conversación intrascendente de los clientes  con su  zapatero. Al  entrar, descubres estantes alrededor de las paredes con zapatos más o menos viejos, pero casi todos empolvados, alguno que otro, con un brillo excesivo que decían " listos para llevar". Un mostrador de madera entre gris y negro del betún presiden el habitáculo,  un letrero exterior enorme con letras de imprenta, otra vez de color  gris, como de 1940 que pone Zapatero , contrasta con otro más pequeño, de vinilo moderno y letras de los 80 que insistía ," zapatero veloz" en un amarillo casi mate por el famoso cambio climático..
Dentro de la pequeña estancia la imagen era evocadora, un señor de unos 60 años dejando unos mocasines que solo se pone en Semana Santa y una anciana dándole vueltas al catalogo de tintes para zapatos , una carta demasiado extensa para unos zapatos que llevaban siendo negros casi 30  años. Al otro lado del mostrador un joven Zapatero, remendón y no politico, que oia pacientemente a los personajes de aquella estampa de post guerra. 
- Si te sobran zapatos en algun momento me avisas, ¡  que yo los llevo a San Juan de  Dios...! 
- A mí ! Con esta crisis ! Como me van a sobrar. Los que tengo viejos ya ni las Hermanitas de la Cruz lo quieren... Además que no tengo! Que ya todo el elmundo los recoge...
- Pues eso! Que si no te lo recogen yo si que los quiero.
Y la mujer mirando y remirando su catalogo... Comentaba: 
- Hijo! Que si las monjas no lo quieren , que este hombre sí . Que los lleva a San Juan De Dios que alli lo usan... Que digo yo y este azul como quedaría... 
- Señora... Que yo le diría que no busque colores raros que se descascarillan... Estarían bonitos yo no digo que no! Pero no le duran... 
- Entonces ... Negro.
- Eso negro mejor... 
Y tras esta escena de barrio, barrio...los austeros zapatos de la postguerra volvieron a ser negros otros 10 años más por lo menos.
 
Mientras, yo con mi bolso en la mano... Me hizo pensar que mi corazón estaba frenado, sin prisas y mi mente sólo parecería pensar en esas gentes. En como estaban disfrutando de su conversación y su minimalista vida, sin estres... 
 
Y sali a la calle despues de conseguir dejar mi preciado objeto, con una actitud corporal diferente... Andaba paseando, sin correr, hacia tareas costumbristas como un cuadro de Sorolla moderno, pero esta vez , mirando hacia adelante, hacia la gente...y no al suelo... 
Mis pensamientos solo se fijaban en la gente, de la calle y de los balcones; en la pareja que desayunaba en la Antigua Bodeguita San Lorenzo, en el hombre que compraba el periódico en la plaza, en como pasó por mi lado una chica con el carro lleno de frutas. Vi como servian a los clientes  el matrimonio de la Fruteria, esos que todos los días están a la 7 de la mañana descargando las cajas frente a mi casa, sin faltar un solo día, y siempre los dos juntos... 
 

Pase a la Tintoreria y nada más entrar una chica dulce con la cara llena de brillo por el sudor de la plancha, movia con esmero y ternura los volantes de organza de un aparatoso traje de novia sevillano. Abrochaba los botones y lo ponia a punto a pesar del esfuerzo con una delicadeza exquisita. Al momento otra mujer algo mayor me atendió amablemente, quedándose a la vez sorprendida y agradecida de que le pagara el pedido por adelantado. Se veia cansada y sólo eran las 10, hablaba por telefono con el párroco de la Iglesia sobre la ropa entregada el día anterior,  pero ciertamente tenía cara de estar orgullosa de su pequeña empresa. 

 

Al salir, recorri con la mirada la plaza... Vi a los farmacéuticos, a los camareros de los veladores y a los niños pequeños saltando, una beata saliendo de la Iglesia,  a un tendero haciendo llaves al fondo de un pequeño local y a los trabajadores del Banco con su boligrafo en la boca como los contables antiguos. 
En media hora  reviví una escena de "cuéntame", un barrio trabajador,  amable y de buen humor... Con miles de historias que contar. ¡Y yo había podido pararme a mirar!. ¡ A disfrutar! Y además sentía paz ...
Seguí mi rutina del día, y encontré el contraste idoneo que me hizo regresar a este siglo, busque en la tienda de la esquina, carpetas para documentos... La pequeña tienda de la "china del barrio " . Se habia tragado medio local de una Caja de Ahorros en esta crisis... Si. Espectacular! Choque de culturas..,
Y entonces en mi cabeza aturdida por el cambio pensé : ¿cómo es que esto funciona tan bien?. 
Dejando al margen las causas politico- economicas de estas "economias oscuras" , analicé el problema como una persona más del Barrio.  Para empezar, miras al escaparate y siempre tienen algo de Temporada.., como el Corte inglés pero "mini" ... Por ejemplo... Ahora, macetas con flores... hace 2 dias sillitas incordiosas para los parones de Semana Santa. En Navidad... ¡Figuritas del Belén! (Aunque de estas sillitas ya hablaremos). 
En este caso la chica es ...simplemente encantadora.., cosa rara en esta cultura, ya que aunque lo sean, suena el idioma demasiado duro para el oido cantarin de los latinos...
 Y al entrar siempre encuentras lo que quieres pero además... Lo que querias hace una semana y lo que sabes que necesitaras dentro de 10 dias..¡ Francamente impresionante!

 Lo mismo compras precinto, tuercas o múltiples para el teléfono... que bonitas canastas de mimbre que material escolar o juguetes... Horquillas de moño, ropa de cama, bolsas para guardar abrigos, medias, cajas de plástico, detergentes, adornos, papel de regalo, cafeteras, chalecos, zapatos... En fin... Todo! Pienso que el éxito está en que siempre que entras y ahí está lo que quieres...miras a tu alrededor y los clientes son niños ancianos y ejecutivos...siempre hay algo para alguien... Esta mañana especial hasta nuestra querida oriental, le arreglo el paraguas a una señora y ¡gratis¡. 

Detrás de este baño de barrio volví a casa llena de paz, y reconfortada por haber levantado la cabeza a mi mundo de alrededor y con la fuerza de haber elegido bien... Dejando de mirar  lo que antes sólo eran mis pensamientos y mirando al mundo con la cabeza alta y el corazón abierto. 
 
Buenos Días, mi peculiar vida  !
 
Mercedes L.Uralde