Una Navidad por Wasap
Queridos reyes magos:
Como ya os he adelantado por Wasap y esperando que las tecnologías tengan algo mas de magia que de faltas de ortografía, he perdido mi carta de este año.
Por circunstancias de la vida estoy con ese punto de conciliación laboral que existen en los convenios colectivos, en los que sobretodo a las mujeres ( para cumplir también con la Famosa ley de paridad), nos da el privilegio de trabajar dos veces: en el despacho limpiando lo que otros destrozan y en casa ordenando las ideas. Entre unas tareas caseras y otras atendemos el teléfono de aquello que por lo visto no puede esperar, desarrollamos ideas creativas de negocio entre la raya del pantalón y los puños de la camisa y centramos la organización de forma que mañana pueda trabajar sin nosotras. ( Para que al menos las llamadas se reduzcan a la mitad si Dios quiere...a menos que sea dios quien llame).
A lo que iba, que entre una habitación y otra he ido escribiendo mi carta mágica a los Reyes Magos. Pero la extravie.
La Navidad empieza el primer domingo de Diciembre, como un viento frió que va levantando hojas del suelo anaranjado de la Plaza de San Lorenzo. Suena por las ventanas como un silbido y entra tímidamente por rendijas de ventanas antiguas, brillando de poco a mas conforme oscurece. El día de la Inmaculada un estruendo y cálido abrazo de aire mágico entra por mi ventana y busca el trastero llevándose a su paso restos de tristezas de todo el año.
La Navidad baja la rampa de mi garaje, y abre mágicamente la cerradura oxidada del viejo almacén, recorre de un vistazo las cajas llenas de polvo amarillo y purpurina roja que aun se mantienen apegadas a su tapa. Con la ilusion de cada año, salen del trastero una a una,los adornos del árbol que compramos al nacer mi niña. Sus ramas verdes, mates y dobladas se desperezan dejando ver a la estrella de palos dorados que cada año deja al fondo de la maleta el polvo de hadas; mirando bien, incluso Campanilla se sacude y estornuda dejando polvo magico en cada bola.
Los ruidos de la Navidad van pasando del silbido al crash y al crunch, una bola que cae porque el lazo se ha soltado, el tejado de una casita de corcho que cruje o el brazo de la lavandera que otro año se ha despegado... Una mesa que no encaja en el suelo, otra que ya no me acuerdo como la puse el año pasado, la fuente de la noria ha dejado de rodar y los animales que miran imperterritos el paso de los años y el crecer de los niños. Y al fondo fondo de las cajas... El castillo del Rey Herodes, de corcho antiguo con purpurina de plata y vidrieras de papel celofan, asomada ya tres generaciones por esas ventanas consiguen que el verde parezca musgo, y el corcho cuevas de montañas , que se escondan los cables entre ellos y que al mirar al portal de Belen el Niño de Jesus consiga que en no mas de 2 minutos se haga de noche y de dia. Que en Belen lo mismo se venden quesos que pan, que los pastores vean el angel y los perros coman zanahorias. Purpurina de casi cien años que consigue que los Reyes sigan la estrella de papel de plata pegada en la pared y lleguen a casa el 5 de Enero con regalos muchos años mojados a causa de una travesia tan larga como lluviosa.
La Navidad empieza por la magia, vive de compartir alegrías de dejar tristezas y rencillas, de disfrutar de la musica, de las risas de los compañeros y de los amigos. Se enriquece de lo que decía el del Turron, de aquellos que vuelven a casa por Navidad; de sus historias y de sus sentimientos. Crece con el amor, abre un año de esperanza y de ilusión, un mundo medio real que disfruta en una bola de cristal, donde agitamos, y nieva solo cuando queremos.. Siguiendo el compás de la música de panderetas y cascabeles, de zambombas y guitarras.
La Navidad es magia y asi me gusta a mi que sea; me gusta ver la ilusion de un regalo sorpresa en mi madre igual que en mis niños, me gusta la cara de asombro de papá con su pecera... me gusta sentir cosquillas al bajar las escaleras, me gusta no saber si habrá regalos. Adoro el color de un salón lleno de cajas y lazos y el sabor del rosco de Reyes por la mañana...
Disfruto al encontrar en el bolsillo de mi Rebeca, un patito del lago y una canastilla de frutas, un bombón de trufa y un mantecado de almendra..
Quiero vivir 100 Navidades y que no me falte ni una pizca de ilusión, quiero ver brillo en los ojos de mi familia y de mis amigos, que una Navidad tras otra la Nostalgia nos una felices a todos.
Y con esta emoción de buscar la Carta que con entusiasmo escribi a los Reyes, dejo estas letras para que mis niños me ayuden a buscar la Carta de Navidad que trocito a trocito se ha ido perdiendo por mi casa y que antes del dia 5 tiene que estar completa, sino este año no vamos a tener regalo alguno.
Mis mas ferviente deseo de que llegue a vuestra vida... Una Navidad como mi Navidad.
Fdo.Mercedes L.Uralde